Cómo poner límites y aprender a decir que "no".

Cada vez que evitamos poner un límite, sacrificamos un poco de nuestro bienestar en favor de los demás. Afortunadamente podemos empezar a sentar las bases para hacerlo.

psicologa-centro-psicologia-algorta
Entiendo que si estás aquí es porque puede que te cueste poner límites o conoces a alguien que los necesita.
 

Cada vez que no ponemos un límite, estamos dando prioridad a los demás a costa de nuestro bienestar. No saber decir que no, nos deja agotados físicamente y emocionalmente, y esto genera resentimiento y frustración.

A muchas personas nos cuesta poner límites, ya que hemos sido educados para complacer a los demás y buscar la aprobación externa.

Aprendemos que decir «no» es egoísta o malo, cuando en realidad la bondad no implica sacrificar nuestras propias necesidades por completo.

Además, si tenemos una baja autoestima, o miedo a que nos rechacen, es probable que nos cueste mucho más.

El problema se intensifica cuando hay personas que se aprovechan de nuestra disposición, dando lugar a a relaciones desequilibradas y poco satisfactorias.

¿Por qué es importante poner límites?

Para establecer líneas rojas, la clave no consiste solo en saber que debes poner límites, sino entender cómo hacerlo y aprender a vencer lo que te lleva a la inmovilidad. 

En este sentido, es fundamental trabajar ciertos aspectos:

  • Revisar y ajustar nuestras prioridades: A menudo, tendemos a enfocar nuestras energías en ser percibidos como personas agradables, lo que lleva a priorizar las necesidades de los demás sobre las nuestras.

    Sin embargo, es crucial cambiar esta dinámica y comenzar a darle prioridad a nuestras propias necesidades. Para ello, tenemos que identificar de manera detallada qué es para nosotros lo importante, qué priorizamos y cuándo pueden entrar en conflicto.

  • Autoestima: Para poner límites, es necesario tener una autoestima sólida. Si no crees que eres digno de proteger tus necesidades, será difícil comunicar esos límites con firmeza. La autoestima te da la confianza para priorizar tu bienestar y para decir «no» cuando es necesario, sin sentirte culpable o inseguro.
  • Aprender a comunicar límites de manera asertiva: Esto implica expresar tus necesidades y deseos de forma clara y directa, pero sin caer en la agresividad.

    La asertividad consiste en defender tus derechos sin violar los de los demás. Se trata de un equilibrio entre expresar tus propios deseos de manera firme y respetar el espacio de los demás, sin generar confrontación innecesaria.

  • Empatía contigo mismo: Al igual que eres comprensivo y paciente con los demás, es esencial aplicar esos mismos principios contigo.

    Reconocer que tu bienestar tiene la misma importancia que el de los demás es un paso fundamental en el proceso de establecer límites. La empatía contigo mismo te recuerda que es válido y necesario cuidarte primero.

  • Tolerancia a la incomodidad: Decir «no» casi siempre genera malestar o incomodidad, ya que va en contra de nuestra tendencia natural a evitar conflictos.

    Sin embargo, es fundamental aprender a tolerar ese malestar momentáneo para establecer y mantener límites saludables.

    La capacidad de manejar la incomodidad que surge al poner límites te fortalece y evita que vuelvas a caer en patrones de complacencia por miedo a la confrontación o al rechazo.

  • Resiliencia: El proceso de establecer límites no siempre es fácil, y puede generar rechazo o críticas de los demás. La resiliencia es la capacidad de seguir adelante, a pesar de la incomodidad o los retrocesos. Esto significa mantener tus límites incluso cuando las personas no los aceptan o te juzgan por ello. A largo plazo, esta perseverancia fortalece tu autoestima y te ayuda a crear relaciones más saludables. 
  • Comprender la intención de los demás: No todas las personas tienen buenas intenciones. Algunas pueden aprovecharse de quienes no ponen límites claros. Es importante ser consciente de que hay individuos con perfiles tóxicos o manipuladores, y aprender a detectar estas señales es fundamental para protegerte y no dejar que otros invadan tu espacio emocional o físico.
Aprender a establecer límites no es algo que se logre de la noche a la mañana. Es un proceso gradual que implica ensayo y error, donde algunas veces acertaremos y otras necesitaremos reajustar nuestras acciones. 
 
Lo importante es estar comprometidos con el objetivo, sentar las bases necesarias y avanzar de manera continua.

Afortunadamente podemos aprender a poner límites