Enfrentar la pérdida de un ser querido, atravesar una ruptura o dejar atrás una etapa implica atravesar una amplia gama de emociones, y resulta completamente natural experimentar que no podemos con la situación.
Es comprensible que estés atravesando momentos de profunda tristeza y dolor.
También puedes estar experimentando una sensación de vacío y entumecimiento, como si nada tuviera sentido, o incluso una molestia contigo mism@ por no manejar la situación según tus propias expectativas.
La realidad es que es muy habitual la sensación de soledad. Es frecuente sentir que nadie te comprende, o que percibas presión por parte de tu entorno de «dejar atrás el duelo», lo que puede intensificar el dolor.
El duelo a menudo se siente como si viniera en oleadas, alternando momentos de calma con otros de intensa emoción.
Cada persona vive su duelo de manera única y no tiene un tiempo determinado ni una forma correcta de ser vivido.
Sin embargo, cuando emociones muy intensas alteran la rutina diaria y no disminuyen con el tiempo, puede resultar necesario recibir apoyo especializado.
Lidiar con un duelo prolongado puede sumergirte en una sensación constante de añoranza, intensificando el anhelo de regresar al pasado y aumentando el sufrimiento.
El duelo no es un obstáculo a superar, consiste en un cambio a integrar