Miedos y Fobias

Cuando objetos específicos, animales o situaciones provocan sentimientos intensos de miedo que son desproporcionados respecto al peligro real, se denominan ‘fobias’.

Entre el 3% y el 15% de las personas desarrollarán una fobia en algún momento de sus vidas [1]. Afortunadamente, terapia cognitivo-conductual (TCC) es un tratamiento psicológico efectivo para superarlos.

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¿Qué son las fobias?

El miedo es inherente a la condición humana, siendo una parte inevitable de la vida.

A pesar de que sea molesto o incómodo, un poco de miedo nos permite mantenernos seguros y evitar el peligro.

Sin embargo, cuando se vuelve muy intenso y frecuente puede llegar a ser muy incapacitante.

Los psicólogos utilizamos el término ‘fobia’ para describir un sentimiento intenso de miedo que se desencadena por objetos o situaciones específicas, y donde el miedo es desproporcionado respecto al peligro real.

Desafortunadamente, estos miedos extremos tienden a durar mucho tiempo y a veces pueden desencadenar otros problemas con la ansiedad y la depresión.

  • Sentirse extremadamente asustado de algo específico.
  • Experimentar un miedo inmediato e intenso.
  • Tratar de evitar la cosa que te asusta o soportarla con temor.
  • Preocuparse por encontrarse con la cosa aterradora en el futuro.
  • Sentirse mucho más asustado de algo que la mayoría de las personas.

Ane, de 24 años, sacó el carné de conducir con 19, pero no llegó a formar el hábito de conducir a pesar de tener el coche que le regaló su padre de segunda mano.

Al cambiar de trabajo, le era necesario coger el coche. Sin embargo, el segundo día de hacer unas «prácticas» junto a su padre, perdió el control y por poco golpeó a otro coche.

A partir de ahí empezó a cogerle miedo a conducir. Pensaba que pedería el control del coche y tendría un accidente. Con el tiempo, esa inquietud evolucionó y sentía palpitaciones, sudores y le temblaban las manos cada vez que intentaba cogerlo. Esta fobia a conducir se conoce como amaxofobia.

  • Miedos relacionados con el medio ambiente (p. ej., miedo a las alturas, miedo a las tormentas).
  • Miedos relacionados con animales o insectos (p. ej., miedo a las arañas o a los perros).
  • Miedo a situaciones particulares (p. ej., miedo al dentista, miedo a conducir).
  • Fobias basadas en el cuerpo (p. ej., miedo a las inyecciones, miedo al parto).

¿Qué causan las fobias?

Las fobias no tienen una única causa, pero algunas cosas pueden contribuir a su desarrollo:

  • Evolución. Algunos psicólogos creen que los humanos están preprogramados para temer ciertas cosas.Por ejemplo, la gente podría estar ‘preparada’ para desarrollar un miedo a las serpientes (a pesar de nunca haberse encontrado con una) porque eran un peligro para nuestros antepasados lejanos.
  • Tus experiencias directas. Las experiencias que has tenido en la vida pueden contribuir a una fobia.Por ejemplo, si sufriste de un fuerte virus estomacal cuando eras niño, podrías desarrollar un miedo a los gérmenes o a vomitar de adulto.

    Sin embargo, no todas las experiencias difíciles de la vida llevan a fobias, y no todas las fobias están vinculadas a experiencias traumáticas pasadas.
  • Tus observaciones. Podemos aprender a tener miedo observando a otras personas.Por ejemplo, ver un documental sobre un accidente aéreo podría hacerte temer volar, y tener un padre con una fobia puede hacerte más propenso a desarrollar un miedo similar.
  • Lo que te dicen: Otras personas o los medios de comunicación a veces comunican (directa o indirectamente) que algo debe ser temido.Por ejemplo, tus padres podrían haberte dicho que ciertos animales o situaciones son peligrosos y deben evitarse.
  • Tu personalidad. Algunos rasgos de personalidad son más comunes entre las personas que desarrollan fobias.Por ejemplo, si eres el tipo de persona que tiende a sentirse ansioso o prefiere cosas familiares en lugar de nuevas experiencias, podrías ser más propenso a desarrollar una fobia.
  • Tus genes. Las investigaciones indican que las dificultades relacionadas con la ansiedad también pueden ser hereditarias [8].

    Esto no significa que las personas nazcan con fobias, pero la genética podría hacerte más vulnerable a desarrollar problemas con el miedo durante tu vida. Sin embargo, tus experiencias en la vida probablemente jueguen un papel más importante.

¿Qué mantiene las fobias activas?

La TCC sugiere que principalmente son cuatro factores los que a menudo mantienen las fobias y el miedo extremo activos.

  • Pensamientos aterradores: Suelen ser  predicciones catastróficas sobre lo que podría suceder si te enfrentas a tu miedo.

    Por ejemplo, si tienes miedo a las alturas, podrías tener el pensamiento aterrador de que perderás el control y caerás.

  • Juicios negativos sobre tu miedo: Esto se refiere a cómo te criticas a ti mismo por tener miedo.

    Puedes pensar que eres débil o ridículo por temer a algo que otros encuentran fácil o sin importancia, lo que puede empeorar tu autoestima y aumentar la ansiedad.

  • Enfoque en tu miedo: Es la tendencia a estar hiperalerta a cualquier cosa relacionada con tu fobia.

    Si temes a los perros, puedes estar constantemente mirando a tu alrededor para asegurarte de que no hay ninguno cerca, lo que mantiene tu miedo en primer plano de tu mente.

  • Conductas de evitación y seguridad: Estas son las acciones que tomas para evitar enfrentarte a tu miedo o para sentirte más seguro si tienes que enfrentarlo.

    Si tienes miedo a volar, puedes evitar los viajes en avión o tomar medicamentos sedantes para poder subir a bordo.

Los pensamientos aterradores pueden desencadenar juicios negativos sobre tu miedo, lo cual puede llevarte a un mayor enfoque en tu fobia y a más conductas de evitación y seguridad, perpetuando así la fobia en lugar de resolverla.

La terapia cognitivo-conductual trabaja para romper este ciclo enseñándote a desafiar tus pensamientos aterradores, reducir los juicios negativos, disminuir el enfoque en el miedo y enfrentar gradualmente la situación temida en lugar de evitarla.

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Tratamiento para las fobias desde la TCC

Los tratamientos más efectivos son la Terapia Cognitivo-Conductual (TCC), la Exposición y Prevención de Respuesta (ERP) y la terapia de Aceptación y Compromiso (ACT).

Aspectos que abordamos los psicólogos en terapia:

  • Comprensión sobre la respuesta de lucha/huída.
  • Exposición Terapéutica: 
  • Tareas entre Sesiones: Monitorización, exposición y experimentos conductuales.