Ataque de pánico y trastorno de pánico

Un ataque de pánico es un aumento repentino de miedo intenso acompañado de sensaciones corporales fuertes y pensamientos catastróficos. Aunque se perciben aterradores, no son peligrosos. Cuando la preocupación por experimentarlos aumenta se puede clasificar como Trastorno de Pánico. 

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¿Qué son los ataques de pánico y el trastorno de pánico?

Un ataque de pánico es un episodio de miedo intenso que a veces ocurre sin razón aparente. 

Típicamente alcanza su punto máximo en minutos e implica sentir sensaciones intensas en el cuerpo y la mente. 

Los síntomas del pánico incluyen:

  • Aparición de miedo o incomodidad intensa.
  • Palpitaciones intensas.
  • Sudoración.
  • Temblores.
  • Sensación de ahogo/asfixia.
  • Nauseas o estómago revuelto.
  • Sentir que el mundo no es real o que no formas parte de él.
  • Dolor o incomodidad en el pecho.
  • Sofocos o escalofríos.
  • Miedo de morir.
  • Miedo de perder el control, volverse loc@ o desmayarse.
  • Boca seca.
  • Dificultades para respirar o respiración entrecortada.

¿Qué sucede al experimentar un ataque de pánico?

Nuestro cerebro está diseñado para estar en constante alerta frente a peligros, a veces, demasiado.

Funciona siguiendo la idea de que es mejor estar sobre alerta, aunque esto signifique reaccionar a muchas «falsas alarmas» antes de ignorar una amenaza real.

Los ataques de pánico son un claro ejemplo de cómo el cerebro puede interpretar erróneamente una situación como peligrosa, incluso sin que seamos conscientes, desencadenando nuestra reacción instintiva de lucha o huida. 

Las sensaciones físicas desencadenadas por una amenaza percibida, aunque no sea real, suelen ser intensas y resultan alarmantes.

Y si a esto le sumamos los pensamientos catastróficos que suelen acompañarlas, como creer que estamos sufriendo un ataque al corazón o perdiendo el control, la situación se percibe todavía con todavía más temor, intensificando aún más las sensaciones físicas.

 

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¿Qué causa los ataques de pánico?

Los ataques de pánico suelen ser el resultado de una respuesta de lucha o huída que se activa en un momento inadecuado.

Algunas personas son más propensas que otras a experiementar estos ataques, sin existir una causa única. 

Algunos de los factores que aumentan la probabilidad de experimentar ataques de pánico y trastorno de pánico serían:

  • Estar bajo mucho estrés y ansiedad.
  • Sensibilidad a la ansiedad. Algunas personas son más sensibles que otras a las sensaciones en sus cuerpos. Es más probable que los perciban y las interpreten erróneamente como peligrosas.
  • Fuertes reacciones al estrés. El cuerpo de algunas personas responde más al estrés produciendo más hormonas como la epinefrina y el cortisol.
  • Catastrofizar. El pensamiento catastrófico (pensar lo peor) puede surgir del aprendizaje obtenido por parte los cuidadores en edades tempranas y esto  aumentar la probabilidad de pensar de manera catastrófica y sufrir pánico.
  • Otros problemas psicológicos. Algunos problemas psicológicos, como el trastorno de estrés postraumático (TEPT), el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) o la depresión pueden aumentar la probabilidad  como resultado de la ansiedad elevada asociada con estas condiciones.

La evidencia científica no ha encontrado genes específicos que predispongan a las personas a desarrollar pánico. 

Diego, un arquitecto de 37 años, sufrió su primer ataque de pánico en medio de una presentación importante.

Mientras explicaba su trabajo, empezó a marearse, su corazón se aceleró y una oleada de pánico lo sumergió. Excusándose ante sus compañeros, se refugió en la azotea del edificio hasta calmarse.

Los ataques siguieron aparenciendo en momentos imprevistos: reuniones, cenas, incluso en la tranquilidad de su estudio.

Diego se volvió un experto en buscar espacios abiertos y evitaba a toda costa aglomeraciones o el trasporte público.

Todas las estrategias de seguridad y evitación le limitaban hacer cosas o disfrutar de situaciones que antes del primer ataque no suponían un problema.

¿Cómo se mantiene el trastorno de pánico?

Es importante conocer qué factores mantienen la problemática y constituyen el foco del tratamiento.

El psicólogo David Clark identificó algunos de estos aspectos clave.

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Tratamientos Psicológicos para ataques y trastorno de pánico

Las investigaciones han mostrado que la terapia psicológica, o una combinación de terapia psicológica más medicación antidepresiva, es el tratamiento de elección para el trastorno de pánico.

Uno de los tratamientos psicológicos más efectivos para el pánico es la terapia cognitivo-conductual (TCC).

Desde esta perspectiva, una vez comprendido el problema, se establecen metas conjuntas entre psicólogo-paciente para trabajar en base a objetivos comunes.  

Algunos de los aspectos a trabajar más comunes y respaldados por estudios incluyen:

  • Evaluar tus síntomas y seguir la evolución de éstos.
  • Psicoeducación sobre la naturaleza de la ansiedad y el sistema de lucha o huida.
  • Análisis de los pensamientos que surgen cuando estás ansios@.
  • Confrontación de las sensaciones corporales incómodas.
  • Experimentos conductuales para cuestionar algunas de tus creencias.
  • Práctica de habilidades fuera de las sesiones.
  • Prevención de recaídas y elaboración de un plan para continuar al finalizar la terapia.